jueves, 10 de julio de 2008

SUEÑOS



Soñar despierto no es malo. Es una forma de liberar la mente. Pero nunca hay que cometer el error de sólo soñar, sinó también el vivir lo que sueñas. Aunque tu mente proyecte cosas arriesgadas hay que ponerlas en funcionamiento y si salen mal pues intentas hacerlo mejor, pero al menos no arrepentirte de por qué no lo has echo. Todo en la vida conlleva un riesgo y hay que asumirlo.

Soñar despierto en ocasiones revive el niño que todos llevamos en nuestro interior. Porque ¿en qué momento de nuestras vidas dejamos de ser niños? Nunca habría que despertar al niño dormido, habría que dejarle que siguiera soñando felicidad. Yo me niego a desprenderme de la niña que hay en mi interior no quiero que se vaya del todo. No es justo perder toda la inocencia que en su día tuvimos la fortuna de tener. No todo en la vida es malo ni todo es bueno. Es una combinación agridulce que engancha.

Muchas veces pensamos más de lo que deberíamos, malgastamos nuestro valioso tiempo en cosas que no merecen nuestra atención, cosas que deberíamos dejarlas pasar por ser nocivas para nuestro enriquecimiento como personas. Este racionamiento, sin embargo, no nos protege de que en ocasiones nos mostremos más frágiles. De que el niño que hay en nosotros muchas veces no entienda muchas cosas de las que le ocurren y le cueste digerir las cosas de la vida.

Yo, como todo niño que se precie necesito el cariño y el afecto incondicional. Si tuviera que pensar en alguien que te de todo eso sin ningún interés puedo contar con los dedos de una mano quiénes son. Nunca me he creido la gente que dice tener muchos amigos o mucha gente que pueda contar con ella. Eso es lo que se puede llegar a creer, pero cuando necesitas a alguien de verdad pocos acuden. Poca gente te da buenos consejos que a la larga no lleguen a hacerte daño.

Yo por mi parte pienso seguir soñando y no quiero que me despierten porque ya estoy despierta.

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