jueves, 21 de mayo de 2009

BLACK CAT CAFÉ


Siempre le había gustado ir al Black Cat Café, era un fiel cliente incluso antes de conocerla a ella, a Claudia.

Mientras tomaba pequeños sorbos de café Adrián miraba por el gran ventanal del local a la gente pasar. Se dio cuenta que acciones cotidianas que hacía la gente describían etapas de su vida.

Primero miró al hombre que estaba solo sentado en un banco dando de comer a las palomas. Quizás estaba ahí porque no tenía compañía y se sentía solo, quizás estar acompañado de esas aves le hacía sentir mejor. Se sintió identificado porque a él nunca le había gustado estar solo, pero con el paso del tiempo había llegado a entender que por mucho que te rodees de gente, al final, siempre, estás solo. Sólo contigo mismo. Que más da si en el móvil tenía cientos de números de teléfono, un buen día que se sentía tocado y hundido se dio cuenta de que no sabía a quien llamar, porque de toda esa gente sólo le quedaban unos tristes números que ocupaban memoria en su teléfono móvil.

Siguió mirando a la gente del otro lado de la cristalera y vio como una mujer llegaba tarde para coger el autobús. El conductor estuvo esperando un buen rato pero al final tuvo que arrancar y dejar de colapsar el tráfico. En cierta manera le hizo gracia, porque seguro que ella había tenido todo el tiempo del mundo para poder haber estado a la hora de la salida del autobús, pero llegó tarde. Ella era como Claudia. Tenía el don de llegar tarde.

Con Claudia tuvo una relación visceral e intempestuosa. Era una mujer voluptuosa y extremadamente sexy que no se conformaba sólo con tenerle a él en la cama. No eran nada serio, pero él se dio cuenta, quizás demasiado tarde, que la necesitaba para algo más que no fuera sexo. Recordaba aquella conversación en la misma mesa que estaba sentado él hoy. Él quiso algo más serio que ella no aceptó a darle.

Dicen que los temas del amor duelen como puñales que se clavan en el corazón y a él se lo desgarraron. Cuando él se cansó de esperarla, ella decidió que no quería otros brazos que no fueran los suyos, pero al igual que esa desconocida que había perdido el autobús, él ya no estuvo dispuesto a esperarla, porque había tenido tiempo suficiente para poderse haber subido a tiempo.

Veía gente y mas gente pasar y con todos se encontraba un rasgo en común, porque todos somos desconocidos, a veces sólo somos caras anónimas, pero sin saberlo en nuestro interior podemos tener un nexo común que nos hile a todos hasta formar una gran madeja.

Apuró su café con gran satisfacción por todo lo que había vivido y por lo que le quedaba por vivir, y se marchó.
P.D: Espero que os guste este pequeño relato que es de cosecha propia y que me he animado a compartir con vosotr@s.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

¿es de cosecha propia? pues te ha quedao de lujo, además se lee fácil y rápido, me ha gustao si señor, sobre todo lo de la madeja jajaja enhorabuena y sigue que se te da bien!!
un besote

Luna Roi dijo...

Cuántas veces, tardes y noches, delante de la taza de café y la expectación ilusionada quedaba en un tragar bocanadas de soledad helada porque ella nunca llegaba, en sólo la honda densidad de las lágrimas vertiéndose hacia adentro.

Bonito.

beso.

^lunatika que entiende^ dijo...

Me ha encantado, Eva.
Es muy intenso.
Muchas gracias por compartirlo!!

Anónimo dijo...

Bonito relato, muy bien escrito. Felicidades, estás inspirada
Bsos

MI HISTORIA... dijo...

La única compañia que nos queda siempre es nosotros mismos.
Muxuxxxxxx

D13GO dijo...

Me ha gustado mucho :-)
Y me encanta también que yo no sea el único que se atreva a escribir relatos jeje. Ojalá publiques muchos más.
Un beso.
D13GO

Uno dijo...

A veces los demás son trozos de espejos rotos donde nos vemos reflejados, muchas veces para nuestra sorpresa y horror.

La palabra de verificación que me ha salido creo que te va a gustar (¿será un presagio?)

Daniela Haydee dijo...

Cuando las cosas no se dicen o se hacen a su justo tiempo el momento pasa... Pero si el momento vuelve, tal vez aprovecharlo, no sea mala idea :)

Enhorabuena por el relato. Me he quedado con ganas de saber un poco más sobre la historia; sobre los personajes... Título muy acertado, como el ambiente creado.

Un beso.

maria dijo...

Esos cafes donde mirando por las ventanas nos sentimos menos solos.
Es cuestion de encontrar el dia en que te levantas apurando ese cafe y ya tienes las pautas para ser feliz y vivir con lo que eres contigo y feliz.

encanta de leerte ^^

calpurnia dijo...

guau Eva, me ha gustado mucho. La verdad es que el café, siempre inspira buenas historias....... me ha encantado ¿para cuándo la próxima??

besos

Marga Esteban dijo...

Me ha encantado lo del hilo que nos une a todos sin saberlo. Es así, todos somos UNO...la historia de los "tempos" amorosos no sincronizados, me llega al alma. Comparte MÁS, please.

The new world begins with you dijo...

BRILLANTE

P.D: escribiria toda una verborrea de pálabras más, pero ya es un milagro que haya sacado tiempo para leerlo

Eva dijo...

Muchas gracias a tod@s.

Besitos^^